Me conduce así, lejos de la mirada de Dios,
jadeante y destrozado de fatiga, en medio
de las llanuras del enojo, profundas y desiertas.
jadeante y destrozado de fatiga, en medio
de las llanuras del enojo, profundas y desiertas.
“La destrucción” Baudelaire
Mis tristezas nunca se alejan porque nacieron en un crepúsculo, nacieron en la fase declinante que precede al final, y todo final está cubierto por la pátina insoportable de la melancolía, que es vaga, profunda, sosegada y permanente. Duermen junto a mí, viven en cada rincón de la casa; también las he visto en la calle, digo que las vi porque ya han dejado de ser abstractas, ya no son un mero sentimiento, pueden transformarse en un perro abandonado, en una paloma ciega, en el chico solo que pide monedas en un tren, en la nena que devorada por las madrugadas vende flores marchitas.
Mis tristezas están ahí al alcance de la mano, circulan por mi cuerpo como una bilis, atormentadora y pertinaz, y a pesar de todo, imagino que si ellas me abandonaran las echaría de menos.
Mis tristezas están ahí al alcance de la mano, circulan por mi cuerpo como una bilis, atormentadora y pertinaz, y a pesar de todo, imagino que si ellas me abandonaran las echaría de menos.
Betty Tous
Junio 2010
Junio 2010
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